En 1989, el agricultor holandés Jan van Bergeijk decidió probar en Huelva las plantas de frambuesa que obtenía en su vivero. Aunque su padre le recomendó las Islas Canarias por las temperaturas que se registran en invierno, al final optó por la provincia onubense porque pensó que este enclave era más práctico para desarrollar su proyecto de producción y comercialización de este fruto rojo, sobre todo porque podía aprovechar las vías de transportes que ya se estaban utilizando para llevar las fresas a Europa.
Jan comenzó con unos tres túneles en una parcela alquilada que podrían ocupar una superficie de unos 1.000 metros cuadrados. La primera campaña no dio los resultados esperados, porque, como recuerda en declaraciones a Agrodiariohuelva.es, “dejé la plantación en manos de agricultores de la zona que aún no sabían cómo manejar este nuevo cultivo. Al año siguiente, repetimos la experiencia, pero tanto mi padre como yo nos turnábamos para quedarnos en Huelva y así poder controlar la plantación. Y esta vez, todo salió bien”.
El gerente de la empresa señala que al principio todas las plantas de frambuesa que utilizaba y comercializaba eran variedades floricane. “Las plantas las hacíamos en Holanda con sus horas de frío. En enero las traíamos para Huelva y en la primavera ya estábamos recolectando. Daban frutas antes que las que teníamos en suelo holandés porque se les engañaban con el calor”, precisa Jan.Dos años después, en 1991, constituyó Frutas Remolino con algunos agricultores de Moguer y, a partir de ese momento, poco a poco fueron incrementando las hectáreas de frambuesa.
En la actualidad, Frutas Remolino cuenta con 60 hectáreas dedicadas por completo a la producción de frambuesas que se encuentran distribuidas entre Moguer (40) y Lepe (20). Por lo que respecta al apartado varietal, Jan reconoce que “ha cambiado mucho. Ahora, la mayoría de los plantones que se utiliza son primocane, que da fruta el mismo año que florece la planta, por lo que el frío del norte no es tan necesario. Las variedades de entonces ya casi han desaparecido”.
Adelita, de Planasa
En concreto, la variedad de frambuesa que predomina en las plantaciones de Frutas Remolino es Adelita, de Planasa, casi en un 80%; el resto se distribuye entre algunas variedades libres y Enrosadira, de Vivai Molari. La producción anual oscila entre los 8.000 y los 15.000 kilos, aunque todo depende de cómo evolucione la campaña.
Hace unos días acaba de iniciarse la campaña 2019/2020. La previsión es que finalice a final del próximo mes de junio. Aunque pueden producir durante los doce meses del año, durante el verano se reduce la actividad por las altas temperaturas y prácticamente todo lo que se recolecta se destina al mercado nacional.
“Cuando comenzamos a principios de los años 90 cogíamos la fruta en abril y mayo, y podíamos coger todo lo que queríamos porque había un hueco en el mercado europeo; después, cuando fuimos adelantando la cosecha a los meses de otoño, con las plantas remontantes, los volúmenes se incrementaron y los mercados respondieron porque también fue aumentando el consumo de esta berry. Esta demanda de frambuesa en los mercados permitió de igual modo alargar las campañas hasta junio”, admite el productor holandés afincado en Moguer.
Aunque la frambuesa de Frutas Remolino está presente en la mayoría de los países europeos, Jan van Bergeijk puntualiza que “cuando hay menos fruta son los ingleses los que más las demandan, mientras que cuando hay más volumen, son los alemanes los que más las consumen”.
Las hectáreas, estabilizadas
En la provincia de Huelva se contabilizan algo más de 2.100 hectáreas de frambuesa. Jan no prevé un aumento significativo de la superficie dedicada a este fruto rojo porque asegura que «la progresión de este cultivo se mantiene sin variación en los últimos años».
Por último, sobre la valoración de la última campaña, el máximo responsable de la empresa la cataloga como de “estable” porque “se registró una media de 6,5 a 7 euros por kilo. Con este precio se puede seguir para adelante. No obstante, espero que el precio medio en la nueva campaña 2019/2020 oscile entre los 7 y los 7,5 euros por kilo”.Sin embargo, sí se muestra convencido de que se puede crecer en producción con el mismo número de hectáreas y reducir los costes de recolección si se utilizan mejores variedades y se emplean las técnicas adecuadas, porque “cuanto más kilos se recojan más rentable se hace el cultivo”.
Frutas Remolino, que está integrada en el Grupo Plus Berries, factura una media de unos 2,5 millones de euros al año; un montante económico que el productor holandés, con 54 años, confía en poder aumentar un poco al final de esta campaña que acaba de iniciarse si todo se desarrolla sin sobresaltos.